Hipopótamo

Dejemos un momento de lado las banalidades generales para concentrarnos en las específicas.

Veamos las noticias del periódico colombiano El Tiempo, que, además de tener la página web más visitada del país, tiene una política de descontrol sobre los comentarios de los cibernautas. Pero eso es sólo una anotación mía. Aprovechando su estatus de referente periodístico (que su calidad sea deplorable será discusión para otra ocasión), es válido utilizar este medio de comunicación para conocer el gusto de las personas para escoger las noticias que desean leer, o sobre las que se quieren informar en general.

Hoy se pudo leer de varios temas que, de una u otra forma, tienen alcance considerable: Uribe dio paso a la crisis, que por lo visto empieza a pisar fuerte en América Latina; el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, dio su «experta» opinión sobre la coyuntura regional y habló un poco (no mucho) de todo; una corte danesa enviará a prisión a seis ciudadanos de la nación escandinava por apoyar ideológica y financieramente a la organización (claramente) terrorista de las Farc, y el flagrante estafador David Murcia Guzmán ve como poca cosa la justicia colombiana, y afirma que prefiere encarar a la legislación estadounidense.

Pero, ¿cuál es la noticia más leída del día? Dos hipopótamos escapados de la Hacienda Nápoles, otrora bastión de excentricidad del capo de la droga Pablo Escobar, causan estragos en la región del Magdalena Medio.

Es curiosa. Llamativa. Me arriesgaría a decir que atrevida e inevitablemente llamativa. Uno sólo puede imaginarse a esta pareja de animales (parece ser que están relacionados sentimentalmente, macho y hembra) yendo por ahí dañando y averiando cuanto se pase por su lado, eludiendo los controles de las autoridades que buscan capturarlos y dar fin a una situación que, por fortuna y por el momento, sólo ha sido jocosa.

En una oportunidad dejó de serlo una ocurrida hace unos años en Bogotá, y que nunca dejó de causar impresión y mucha curiosidad. Un hombre murió cuando pretendía subirse a un ascensor, en un importante edificio del centro de la ciudad, y, para sorpresa suya y del resto del mundo, un toro salió del compartimento y lo corneó. Siempre hubo interrogantes sobre la procedencia del animal, de fondo e inmediata, en especial de esta última, siendo que el hecho ocurrió en el lobby del lugar, por lo que la fornida bestia debió entrar por algún lado y dar «paseos» en ascensor antes del evento: al último piso, al parqueadero…

Las noticias de mayor «audiencia», más que las que cuentan con una redacción impecable y emotiva, son las que rompen el molde violentamente, las que destruyen la rutina y desafían la imaginación. Todas las personas tienen algo de sensacionalista en su interior, tal parece.

O quizá un hipopótamo que de vez en cuando se escapa.

~ por Juancho H. en marzo 25, 2009.

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